La
variación de la descendencia de un mismo par de progenitores se
puede presentar de dos maneras fundamentales distintas, constituyendo
lo que se llaman variaciones continuas y variaciones discontinuas.
Las primeras se manifiestan por pequeñas diferencias, de modalidad
generalmente cuantitativa, que afectan a todos los órganos y
caracteres de los individuos y que siendo variables en intensidad y
sentido para cada órgano y para cada caracter, dan origen a la
fisonomía peculiar de cada individuo.
En
contraposición a las variaciones continuas existe otro tipo de
variación que se denomina variación discontinua. Comprenden a este
tipo todas aquellas variaciones morfológicas o funcionales que
aparecen de un modo repentino o en uno o varios individuos aislados
de una misma generación o descendencia, ambos tipos de variación
tienen por lo menos en parte un origen genético que puede ser simple
o complejo en dependencia del número de genes que intervengan.
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